miércoles, 2 de diciembre de 2009

Banksy - Existencilaismo

 
BANKSY

El arte abandono los museos, la música los discos y las películas los cines hacia el duty free de la cultura. El mundo sin querer queriendo cayó en la cuenta de que la calle podía expresarse en su propio territorio, y no en presentaciones digeridas poco dispuestas a recaudar reacciones rabiosas de rabiosos reaccionarios.
La crítica social y la contracultura tuvieron muy pocos promotores tan públicos (en la masividad de sus exposiciones) o anónimos (en el desconocimiento de su verdadera identidad) como “Banksy”, educador popular y artista ingles, promotor de grafitis peligrosamente accesibles.
“Imagina una ciudad en la que el grafiti no es ilegal, una ciudad en la que todo el mundo puede pintar donde quiera. Donde cada calle está inundada con millones de colores y pequeñas frases. Donde esperar el autobús nunca ha sido aburrido. Una ciudad viva que pertenece a todos, no solo al estado y a los dueños de grandes negocios. Imagina una ciudad así y no te acerques demasiado a la pared, está recién pintada” Banksy.

 
El “existenciliaismo” masivo de todos sus grafitis va llegando a lugares bastante inesperados. En una protesta anti-guerra en Londres en el 2003, distribuyo carteles entre los presentes que leían “No creo en nada, solo estoy aquí por la violencia”,
Luego, produjo versiones revisionistas de pinturas al oleo (la Mona Lisa con una carita feliz amarilla, o un paisaje pastoral rodeado con una cinta amarilla de una escena del crimen) que fueron colgados a plena luz del día en el Louvre y en el Tate respectivamente, por el mismo autor, disfrazado con un sobretodo caqui y una barba falsa.
 Y con el mismo método, irrumpió en renombrados museos alrededor del mundo como el Museo Americano de Historia Natural en Nueva York o el Museo Británico en Londres para colgar sus obras.
La serie de sectores pintados en el muro Israelí construido para la guerra con Palestina o las masivas exposiciones londinenses en renombradas galerías, fueron demostraciones previas a uno de los actos artístico/vándalo más grande de la historia: una convocatoria en el Eurotunel (un lúgubre túnel ferroviario de la línea Eurostar, los trenes que unen Londres con el continente) para alegrarlo a través del arte de 40 cultivadores del arte urbano, con un Benedicto y su vestido a lo Marilyn Monroe o con 2 policías británicos compartiendo amor sin barreras.
Esquivando la idolatría, enfermedad social grave que opaca la obra de tantos, el anonimato sumado a las masivas y muy simpateticas demostraciones públicas de Banksy, deja en una inmejorable posición a su contenido, verdadero arte urbano, de mancharnos la opaca conciencia


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